Los Reyes Católicos, que habían reconquistado Granada, deciden levantar en Roma un templete en memoria de San Pedro, justo en el lugar donde, según la tradición, fue ejecutado.
Donato Bramante (1444-1514), el arquitecto que mejor reflejó la idea del clasicismo, fue el encargado de planificar la construcción, creando un templo circular, de planta centrada, levantado sobre un podio y sobre un cuerpo de tres gradas, a modo de estilóbato, descansa una fila de dieciséis columnas de fuste liso, siguiendo los modelos del orden toscano. y cubierto por una cúpula semiesférica. Los fustes de las columnas son de orden dórico y fueron tomadas de un edificio antiguo romano, al que se le añadió nuevas basas y nuevos capiteles de mármol, siertándolos en una arquitectura de piedra de travertino y enlucido, que sostiene un entablamento dórico que soporta, a su vez, una balaustrada. Este elegante peristilo sostiene un friso que recuerda al entablamento dórico, con triglifos y metopas sobre las que se dibujan, en un relieve poco pronunciado, algunos objetos litúrgicos. Hasta aquí todos los elementos descritos se enmarcan dentro de la más pura tradición arquitectónica que sigue los modelos del clasicismo grecorromano. El esquema compositivo se rompe en la parte superior donde se alza una diminuta balaustrada que lo rodea, creando un espacio de transparencia casi etérea, que contrasta con la pesadez de formas de la columnata que la soporta.
Este hermoso envoltorio que da acceso a un pequeño edificio circular de dos pisos, cuyos paramentos alternan profundas hornacinas con grandes ventanales, separados entre sí por pilastras. Dichas hornacinas, vacías, sólo permiten algún elemento decorativo en su parte superior, ya que éstas culminan con una media cúpula gallonada, como una venera. Este cuerpo interior se halla cubierto con una cúpula bulbíforme, con un perfil de curva y contracurva, coronada por una forma apuntada.
Al templo se accede por cuatro puertas, al estilo de las ciudades romanas. El interior, de una sola cella, dispone de un altar mayor a cuyo pie, en una cripta, se encuentra el hueco en el que, según la tradición, fue clavada la cruz del apóstol.
Toda la construcción, inaugurada en 1502, es de granito y con ella arranca la arquitectura italiana del Cinquecento que, en este caso, se caracteriza por la ausencia de toda decoración innecesaria. El pequeño templete de Bramante puede considerarse como el paradigma del templo platónico ideal, tal como lo vemos imaginado en la Entrega de las llaves de Perugino, o en los Desposorios de la Virgen, de Rafael, que copia, a su vez, el citado templete para representar un templo pagano de Marte, al pintar la famosa escena de San Pablo predicando en el Areópago de Atenas.
Construido en el patio cuadrangular de la Iglesia homónima. El proyecto original incluía un patio circular que no fue realizado.
Un año después, Bramante es nombrado arquitecto del vaticano y elabora los primeros planos de la nueva basílica San Pedro. La construcción avanzó, en sus primeros pasos, a ritmo tan lento que, a la muerte de Bramante, sólo se habían puesto los cimientos.
A su diseño, fueron otros autores introduciendo numerosas modificaciones, que culminaron la obra que el primer autor cinquecentista había diseñado. A pesar de su simplicidad y las pequeñas dimensiones, Pietro in Montori ha tenido gran influencia en obras posteriores, desde el proyecto de San Pedro mismo hasta la catedral de Saint Paul en Londres proyectada por Wren Fines siglo xvii