ARTE NORMANDO EN SICILIA

El día 3 de Julio de 2015, el Comité del Patrimonio Mundial de la Unesco, se reunió en Bonn para añadir a la Lista del Patrimonio Mundial un conjunto extraordinario, con unas características muy particulares y absolutamente irrepetibles, el «Árabe-normando de Palermo y las catedrales de Cefalú y Monreale».  La motivación fue:  «todos los edificios que componen el itinerario árabe-normando representan un valor universal excepcional, como un ejemplo de la convivencia y la interacción entre los diferentes componentes culturales de origen histórico y geográfico heterogéneos (sincretismo cultural).  Este fenómeno ha generado un estilo de arquitectura original, en el que están fusionados admirablemente elementos bizantinos, islámicos y románicos, capaces de vez en cuando de producir combinaciones únicas, de un valor artístico excepcional y extraordinariamente uniforme»

Roger II coronado por Cristo. (La Martorana. Palermo)

Ese conjunto irrepetible tiene una interesante historia detrás.  En 1130 Roger II d’Hauteville, conde normando, tras unir el sur de Italia y Sicilia, asumió el título de rey.  Bernardo de Claraval escribió a Lotario, emperador de Occidente, en estos términos: «Quién se hace a si mismo rey de Sicilia, ataca al emperador», aunque Roger ya se había hecho retratar como un emperador bizantino en sellos y monedas; incluso tenía su retrato en mosaico en la Martorana de Palermo, nada menos que siendo coronado por Cristo, e incluso sugiere que físicamente era semejante a Cristo: una «christomímesis» imperial llevada más al extremo que la propia corte bizantina.  Ese afán de ser reconocido en el mismo plano de igualdad que los emperadores bizantinos, se hizo palpable en las negociaciones para casar a su hijo con una princesa griega, pero el emperador Manuel no lo admitió y las negociaciones fracasaron. 

Cúpula Capilla Palatina. Palermo

A fin de dar más esplendor a su corte construyó su palacio-capilla como síntesis de la forma griega y latina creando un «unicum» arquitectónico, un híbrido arquitectónico, en el que se combina la nave basilical  y un santuario con cúpula, todo ello reforzado por la decoración en mosaico y por un techo sículo-árabe pintado y decorado con bellos mocárabes realizado por artesanos árabes, con un ciclo pictórico muy fino. Los normandos fueron conscientes de que la isla no podía conservarse sin la tolerancia necesaria de las tres culturas y la capilla quiso simbolizar ese entendimiento. Se convocaron a artistas griegos para la decoración mosaística, de ahí la inscripción en griego que recorre la base de la cúpula que nos aclara que fue ejecutada en 1143, aunque la obra la finalizó su hijo Guillermo I más tarde de esa fecha.   

Parte de la obra fue realizada por un segundo equipo contratado para decorar el ábside la cercana iglesia de Céfalu, que había sido nombrada catedral por el antipapa Anacleto II en 1131 y estaba destinada a ser el mausoleo de Roger.  En 1145 donó a la nueva catedral dos sarcófagos de pórfido, que debían ser ubicados en el coro, pero su nuera la reina Margarita los trasladó a Palermo.   En el ábside de Cefalú hay una inscripción latina en mosaico, según la cual la decoración fue terminada en 1148, pero esa fecha no puede aplicarse a toda la iglesia, porque tras la muerte de Roger el interés real decayó y solo revivió brevemente durante los reinados de los dos Guillermos, (el bueno y el malo).  Asi que solo los mosaicos del ábside fueron realizados con seguridad por el equipo bizantino.

Ábside de la iglesia de Cefalú.

La hermosa iglesia de Cefalú fue construida a modo de una basílica, sin cúpula, con lo cual se hizo necesario colocar el Cristo Pantocrator en la bóveda del ábside, mientras la Virgen era colocada entre cuatro arcángeles en la zona inferior y debajo, en dos líneas, los doce apóstoles. La contemplación de esta majestuosa visión casi intimida. La imagen de Cristo es uno de los intentos más sublimes de representar al Logos reencarnado.  No es un juez que inspira terror, al que estamos acostumbrado en esa época, sino que es un Cristo representado cual si fuera un joven y aristocrático asceta que clava su mirada, con seriedad y tristeza pero con una infinita piedad, sobre los fieles. 

Las inscripciones del libro que porta, en griego y latín, lo proclaman como la luz del mundo.  La mano levantada para bendecir se extiende amorosamente y todas las figuras del ábside destilan una atmósfera de noble serenidad. Cada figura es una obra maestra en si misma, en las que se combinan armonía y dignidad para formar uno de los panteones cristianos más bellos e interesantes que existen.  Los abundantes ropajes casi hacen desaparecer los cuerpos, las líneas firmes delimitan perfectamente las formas y los drapeados configuran una presencia segura, distante y muy presente, son como visitantes de otro mundo, salvadores y guardianes intemporales de la Palabra.

Pantocrator. Ábside iglesia Cefalú

 

Ábside sobre el Pantocrator

En Palermo, capital de Sicilia, el Palacio Real árabe-normando es el corazón de ese itinerario, símbolo de riqueza, del poder político y de la cultura del reino normando; en el interior, protegida como el tesoro que es, encontramos la Capilla Palatina: «la más bella que existe en el mundo, la joya religiosa más estupenda soñada por el pensamiento humano y ejecutada por manos maestras» (Guy de Maupassant)

Altar Capilla Palatina, Palermo

La decoración de la Capilla Palatina probablemente nunca alcanzó la calidad de la obra de Cefalú, además ha sufrido tantas restauraciones, que resulta dificil valorarla.  Sus mosaicos obedecían el canon bizantino, incluida la representación de Cristo Pantocrator rodeado de su corte celestial, con los profetas David, Salomón, Zacarias y San Juan Bautista en cuatro nichos separados por las figuras de los evangelistas en las trompas.  Toda esa obra está realizada por un grupo de artesanos griegos anteriores y diferentes a los que trabajaron en Cefalú.  Las formas  son mucho más sólidas y menos etéreas.  Y cuando se busca información sobre ella descubres que aunque el Cristo Pantocrator sigue las convenciones sicilianas, corresponde a una época más tardía que los retratos de San Pablo y San Andrés de las naves laterales y que puesto que la capilla estaba dedicada a él, San Pedro era quien estaba situado en el ábside principal.  La Virgen que se halla debajo no formaba parte de la decoración original, ni tampoco los santos que se hallan a derecha e izquierda.  

Los mosaicos de la nave están compuestos principalmente por el ciclo bíblico que comienza con la Creación y termina con la historia de Jacob.  Se trata de un rasgo característico de la época paleocristiana y de la Edad Media occidental, pero no era habitual en época media bizantina; por tanto parece que la  Capilla de Roger se desvía del canon bizantino en diferentes facetas.  La imagen del Cristo deriva del de Cefalú, así como muchas de las escenas cristológicas, lo que nos lleva a concluir que fueron realizadas por un grupo posterior de artistas.  

Candelabro y ambón

Muy interesante el candelabro de mármol colocado en el ambón (púlpito) (una de mis debilidades).  

A la entrada de la Capilla hay una inscripción en latín (1142), árabe (536) y griego (6650), que rememora un reloj hidráulico construido durante el reinado de Roger II, que ya no existe pero que nos habla de la interrelación de civilizaciones y el respeto entre las diversas culturas durante la Palermo normanda.  

La puerta de acceso son dos batientes de nogal, con incrustaciones y relieves, que fue realizada en el S. XIX por el escultor siciliano Rosario Bagnasco. 

Mi otra debilidad, aunque esa Capilla debilita a cualquiera, es la maravillosa Pila Bautismal.  Tuve que realizar un trabajo sobre ella cuando cursaba mis estudios de Historia del Arte, en la asignatura de Técnicas Artísticas y no podía por menos que admirarla en persona.  No me defraudó en absoluto.   Data del siglo XII y es una de las obras cumbre del arte bizantino, está realizada en glíptica, arte del “commesso”, nombre con el que se conoce a la taracea o incrustación a base mármoles y piedras duras, que no es otra que el opus sectile romano, realizada con piezas irregulares de colores. Toda la capilla luce estas cenefas.

PILA BAUTISMAL

La glíptica es una de las técnicas artísticas que se trabajan sobre la piedra directamente, diferente a otras técnicas como la orfebrería o el mosaico de piedras duras que las incorporan como ornamentación. Por la época probablemente esté realizada por incisión, que era el sistema más extendido, que se practica sobre la superficie de la piedra mediante puntas de diferente forma según el diseño que se desee realizar. Las puntas pueden ser de metal, de diamante o de corindón, debido a que son más duras que las piedras naturales, concrétamente el corindón tiene una dureza de 9 en la escala de Rosiwal, con lo que el trabajo sobre el mármol de la pila sería bastante adecuado. 

LA RAZA EGIPCIA

Si observamos las innumerables estatuas de dioses, faraones o gente común, descubiertas en Egipto, enseguida nos damos cuenta de que, a pesar de estar situados geográficamente en el continente africano, los egipcios poco o nada tienen que ver con los pueblos que les rodean, sino el resultado de todos ellos. Tanto el valle y como el delta fueron el crisol donde se fundieron genotipos de origen muy diverso, formando uno nuevo: la raza egipcia.

Se dieron dos variedades claramente diferenciadas, gentes de piel aceitunada, con diversos tonos de ojos marrones, cabellos lacios castaños y negros, que vivieron en el norte del país, pero si ascendemos por el Nilo hacia el sur, su color de piel se oscurece progresivamente, los ojos son negros y los cabellos crespos y ensortijados.

Los primeros eran de constitución robusta y talla media. Los segundos eran más altos y estilizados y sus miembros más finos y largos. Los rostros de todos ellos mostraban perfiles y rasgos orientales o negroides según sus diferentes ascendencias y constituciones sanguíneas.

Esa mezcla dio como resultado hombres más bien altos, pero sin alcanzar una talla gigantesca, sus hombros anchos y fuertes, el vientre plano y los miembros bien desarrollados.  Los rasgos del rostro eran especialmente identificativos de la raza egipcia: ojos grandes y almendrados, la nariz fuerte y a menudo, casi aplastada, los labios un poco gruesos y la frente ligeramente aplastada. Tales son las características de los nobles que constituían la estructura social superior de Egipto desde el Imperio Antiguo.

Seij El Beled o Ka-Ape), pertenece al otro tipo, el perfecto propietario rústico. Más bajo de estatura, sus miembros acortados pero con esa mirada profunda e inquisitiva de quien conoce su poder, cuando inspecciona sus dominios.

Otro tipo social específico de Egipto fueron los escribas. Arrodillados o sentados, muestran bajo los rasgos étnicos, un hombre de mirada penetrante, que parece adivinar el pensamiento de su amo antes de que se exprese. La humildad de su actitud se contrapone al papel tan relevante que desempeñaban en la sociedad egipcia, gozando de una alta consideración social.

La mujer, por su parte, se la representa en igualdad de condiciones al hombre, se le reconocía su prestigio. Ahí está Nofret, la esposa de Ra-Hotep.  Sus características son de piel más pálida, de un tono azafranado y bajo sus ropas se perciben cuerpos gráciles de miembros finos y largos.

Según las épocas las representaciones varían y nos muestran diferentes tipos de mujeres, desde reinas como la bella Nefertary hasta las modestas portadoras de ofrendas. De manos finas, provistas de dedos largos y perfectamente formados. En su poesía amorosa describen su ideal de belleza femenina:

«Única es (mi) amada, sin ninguna segunda,
Más hermosa que cualquiera.
Mira, ella es como la Estrella
Que se alza al comienzo del buen año,
Cegadora, excelente, de tez clara,
Hermosa cuando los ojos la miran.
Sus labios son dulces cuando habla,
Ella no tiene palabras de más.
De largo cuello, clara de pecho,
Sus cabellos son (de) verdadero lápiz lázuli,
Sus brazos sobrepasan al oro,
Sus dedos son como flores de loto,
Ancha de labios, angosta de cintura,
Sus muslos subrayan su belleza.
Equilibrada de ‘trancos’ cuando camina la tierra,
Ella aferró mi corazón en su abrazo.
Ella hace girar los cuellos
De todos los hombres
Para mirarla.
Feliz es todo aquel que la abraza,
Siendo como la primera de las amantes.
Cuando avanza, ella parece
Como la Diosa Dorada, la Única»

(Papiro Chester Beatty I, col. I, 1ª estrofa)

Como conclusión final se puede afirmar, que el hombre egipcio no fue muy diferente al que hoy en día podríamos encontrar en Egipto, son una masa de coptos islamizados, que ha soportado a lo largo de siglos, las mezclas con razas vecinas de Asia, África y el Mediterráneo, y ha mantenido estable un prototipo de hombre, la materia prima.  Ellos son los verdaderos herederos de una de las civilizaciones más ricas y esplendorosas de la historia de la humanidad.

SAN JULIÁN DE LOS PRADOS (OVIEDO)

En los años centrales del reinado de Alfonso II, el Casto (791-842) se aborda la construcción de este templo, a unos 800 m. del núcleo de la capital ovetense, en las proximidades de un complejo palacial, cuyos vestigios arqueológicos aún no han sido localizados.  Asi aparece mencionado en la Crónica Rotense (883) y, de forma más precisa, en la Crónica ad Sebastianum (hacia 885): “Edificó también al Norte, distante del palacio casi un estadio, una iglesia en memoria de san Julián Mártir, poniendo alrededor, aquí y allá, dos altares decorados con admirable ornato”.  El rey Alfonso III lo donará años más tarde a San Salvador de Oviedo. Es más conocido como Santullano, apócope de Sanctus Julianus, porque fue consagrado bajo la advocación de los santos esposos de origen egipcio, Julián y Basilisa.

San Julián es el mayor de los templos prerrománicos asturianos, de planta basilical con transepto, único en Asturias, siendo también excepcional en su arquitectura.  Cuenta con tres naves cortas y anchas, separadas por arcos de medio punto sobre pilares, delimitados por un arco toral que remarca el ingreso a la nave transversal.  Ese transepto continuo, inscrito en la planta del edificio, precede a la cabecera, que está provista de tres capillas abovedadas sin comunicación interna que, al exterior, se alojan en un muro testero recto.

Se usaron en su construcción caliza y arenisca en los muros y elementos pétreos; mármol para algunas piezas de tradición visigoda en la capilla central; ladrillo para el desarrollo de los arcos de medio punto y arcos de descarga proyectados sobre puertas y ventanas; madera para las armaduras a dos aguas en naces, transepto y pórtico de entrada. Se conservan algunas vigas grabadas con dibujos geométricos.  Y finalmente, el estuco calizo, que se empleó para realizar la celosía de la capilla norte, la única original que pervive.  De ello podemos deducir que se realizaron originalmente todas las demás del mismo modo.

La sobriedad de la talla escultórica se ve compensada por la extensísima muestra pictórica que aún perdura en los muros.  Es el repertorio más representativo y mejor conservado de toda la Edad Media Hispana.  Elaborado al fresco, se puede apreciar el trazado previo basado en una sencillas técnica de incisiones, que se realizan sobre el enlucido tierno.

Su programa iconográfico es enigmático y fascinante.  Está dividido en tres niveles jerárquicos según los modelos bizantinos y su estilismo es heredero de la pintura mural de los estilos II y IV pompeyanos.

El de abajo más austero, con imitaciones marmóreas de estriados en color rojo, imitan columnas y acanaladuras.   En los intradoses de las columnas, guirnaldas que imitan espigas, que surgen de vasos gallonados, sobre un fondo amarillo oro. La parte central imita a una cornisa policromada, que recorre el perímetro de la iglesia y sobre ella, un registro de marcos arquitectónicos con variados edificios, separados por columnas de capitel corintio y pilastras estriadas y enmarcados por cortinas simuladas, recogidas a ambos lados, para dejar ver las edificaciones, a veces repetidas. Todos tienen puertas y ventanas, abiertas o cerradas y en una perspectiva a 45º

El nivel superior también cuenta con representaciones de edificios palaciales, con múltiples detalles y colores intensos.  Los arcos, con óvalos que imitan piedras preciosas de colores, están presididos por cuatro cruces gemadas, que corresponden al patrón de cruz latina, conocido como Cruz de la Anástasis, la Vera Cruz y que carecen de pié; están apoyados sobre dos columnas que imitan acanaladuras y el típico sogueado.

Destaca el Crucificado, conocido como Cristo del Consuelo, que preside el ábside central.  Es una talla de madera policromada y dorada del S. XIII, con rasgos románicos y atributos góticos.

A lo largo del S. XII se realiza la primera restauración en la cubierta, pero será en los S. XVII-XVIII cuando se construyan unas bóvedas tabicadas en la nave central y transepto, mejorando el pavimento.  En el S. XX (1912-16), D. Fortunato de Selgas y Vicente Lampérez promueven una profunda restauración y se descubren entonces las maravillosas pinturas murales y restauradas en los años 1970-80.  Desde 1917 la iglesia es monumento nacional.

LAS SIETE MARAVILLAS DEL MUNDO ANTIGUO

 

Las maravillas de la antigüedad surgen de los listados de diferentes historiadores y viajeros griegos. Anaximando de Mileto (S. VII-VI a.C.) realizó un primer intento de describir la tierra, realizando un compendio geográfico de su viaje, «PERIODO GES».

Pero fue Herodoto (S. V a.C.) quien en sus «NUEVE LIBROS DE HISTORIA» describió por primera vez las «maravillas» que había que ver y visitar en sus viajes por los territorios de Oriente.  En el periodo helenístico se perfilan las llamadas «Siete maravillas del mundo antiguo», cuando la «periégesis» (del griego: ??????????? «conducir en torno a «),  se configura como una crónica de los viajes.  Se atribuye a Filón de Bizancio (S. II a.C.) el primer tratado sobre las «Siete Maravillas», sin embargo parece seguro que lo copió de alguna recopilación anterior.  Tampoco hay que olvidar que Alejandro Magno en sus viajes de conquista, iba acompañado de eruditos, historiadores y geógrafos, encargados de narrar no solo sus victorias, sino también los monumentos y culturas conquistados, cuya alusión implica ya una valoración.

Estas maravillas fueron construidas en diferentes etapas de la historia antigua y su duración también fue variable. Algunas existieron pocos años antes de ser destruidas, mientras que las pirámides aun existen tras 4500 años. Estos listados fueron hechos por griegos y obviamente tienen una fuerte influencia de su civilización, además de ubicar sólo las maravillas del mundo conocido por ellos, por ejemplo no se listan maravillas chinas, ambas civilizaciones no tenían contacto en aquella época.

LAS PIRÁMIDES

PIRÁMIDES DE EGIPTO

Fueron construidas por los egipcios alrededor del año 2500 antes de Cristo y aún existen hoy en día, a pesar de que parte de la piedra usada en su construcción fue removida en la edad media por los habitantes de El Cairo para usarla en la construcción de viviendas, palacios y obras publicas.

La más grande y principal pirámide es la de Keops en Giza.  Tiene alrededor de 150 metros de altura y más de 2.300.000 piedras de impresionante tamaño.  Es común la creencia de que estas pirámides fueron usadas por los reyes del Reino Antiguo como grandes monumentos mortuorios. Para su construcción fue necesario un ejército  de obreros, no de esclavos como se cree popularmente, que trabajó durante 10 años. El historiador griego Herodoto viajó a Egipto alrededor del año 450 antes de Cristo e incluyó la descripción de las pirámides en su famoso libro de Historia, aunque su descripción, rodeada de mitos, poco se parece a la realidad

EL MAUSOLEO DE HALICARNASO

MAUSOLEO DE HALICARNASO

Mausolus gobernó la ciudad de Halicarnaso junto con su reina Artemisa durante 24 años, extendiendo sus dominios a otras ciudades griegas del Asia Menor y a la isla de Rodas, fundando otras ciudades en las costas del Asia Menor.  En el año 353 antes de Cristo, Mausolus murió dejando en el trono a Artemisa. Ella decidió rendir un homenaje incomparable a Mausolus, su esposo.

Para ello reunió a los más famosos artistas griegos que construyeron un mausoleo de enorme magnitud y de notable riqueza artística, adornado con escenas diversas y gran cantidad de maravillosas estatuas.  Durante el reinado de Artemisa, Halicarnaso debió enfrentarse a la rebelión de Rodas que fue brillantemente aplastada. El reinado de Artemisa fue corto, tan solo 2 años, dejando su obra inconclusa. A pesar de ello los artistas decidieron seguir con la obra hasta concluirla. El Mausoleo se mantuvo intacto hasta que en el año 1404, que fue destruido por un terremoto. Con sus piedras, los cruzados construyeron una fortaleza para combatir a los turcos, eliminando la mayoría de los vestigios.

EL COLOSO DE RODAS

La ciudad de Rodas ubicada en la isla del mismo nombre era en la antigüedad un importante centro económico, debido en parte a su activo y bien  situado puerto. En el año 332 antes de Cristo, Alejandro Magno tomó la ciudad. A su muerte, los Diádocos pelearon para repartirse los restos de su imperio. La ciudad de Rodas apoyó a Ptolomeo que había logrado apoderarse de Egipto, irritado Antígono, otro de los diádocos, envió a su hijo Demetrio al frente de un ejercito de 40.000 hombres para conquistar la ciudad.  Rodas poseía enormes murallas y estaba bien fortificada, pero su población era inferior al ejercito de Demetrio. Para conquistarla, construyo enormes maquinas de asedio, empleando grandes cantidades de madera y metales en las mismas, pero los habitantes de Rodas consiguieron repeler los ataques, ayudados también por circunstancias fortuitas como el clima.  Finalmente Ptolomeo envió una flota desde Egipto para levantar el sitio y las tropas de Demetrio se replegaron. Para festejar esta victoria y su libertad los habitantes de Rodas decidieron construir un coloso.

COLOSO DE RODAS

Este coloso era una estatua de bronce de proporciones gigantescas, pero hueco en su interior. Las placas de bronce que lo recubrían estaban sostenidas por una malla de hierro y por columnas de piedra. El coloso fue erigido en la entrada del puerto de Rodas y podía ser visto por los tripulantes de los barcos que se aproximaban desde muy lejos. La estatua se mantuvo en su lugar durante 67 años, al cabo de los cuales fue destruida por un terremoto. El rey de Egipto ofreció a los habitantes de Rodas ayuda para reconstruirla pero estos se negaron temiendo que el terremoto hubiera sido obra del dios Helios, ofendido por esta estatua que era parecida a él

EL FARO DE ALEJANDRIA

FARO DE ALEJANDRÍA

En el año 332 antes de Cristo, Alejandro Magno que había conquistado Egipto fundó Alejandría.  La ciudad fue ubicada a 20 Km de la desembocadura del río Nilo para evitar que los sedimentos acarreados por el río, obstruyeran el puerto de la ciudad.  Además de un puerto marítimo, se construyó un puerto fluvial que estaba conectado con el río Nilo por un canal. Alejandro murió y la ciudad fue terminada por Ptolomeo, el nuevo rey de Egipto. Para facilitar la navegación de los barcos que se aproximaban a la ciudad, Tolomeo decidió construir un faro, que para la época era único en el mundo y por su altura era el edificio mas alto del mundo, después de las pirámides.

El faro fue construido en la isla de Pharos (de ahí el nombre) comenzando en el año 290 antes de Cristo y finalizando 20 años después. Se dice que el faro fue dañado varias veces por varias circunstancias, pero sobrevivió hasta el año 1326 cuando finalmente se derrumbó.

EL TEMPLO DE ARTEMISA EN EFESO

TEMPLO DE ARTEMISA EN ÉFESO

El templo de Artemisa en Éfeso fue construido, destruido y reconstruido en varias ocasiones desde su primera creación alrededor del año 800 antes de Cristo, en el lugar donde había impactado un meteorito. La zona donde estaba ubicado era pantanosa lo que dificultó las obras. En el año 550 antes de Cristo, Craso conquistó la ciudad destruyendo el templo pero luego contribuyó a la construcción de uno mucho mayor. Este templo fue el orgullo de Efeso hasta que un demente, buscador de fama, llamado Herostratus lo incendió intencionalmente.

El último templo que se construyó fue el mas magnifico y tenia alrededor de 140 m. de largo, 70 de ancho y 20 metros de altura. Este templo duró hasta el año 262 en el cual los Godos en un raíd lo destruyeron, junto con la mayoría de la ciudad. La posterior conversión de los emperadores romanos al cristianismo impidió la reconstrucción del templo, a pesar de que la ciudad fue reconstruida.

LOS JARDINES COLGANTES DE BABILONIA

JARDINES COLGANTES DE BABILONIA

Según dicen los relatos, el rey de Babilonia Nabucodonosor se casó con Amyitis, la hija del rey de los Medos, sellando así, la alianza entre ambos monarcas. Esta mujer acostumbrada a las montañas llenas de vegetación de su país, no lograba acostumbrarse a las planicies soleadas y yermas de Babilonia. Por ello el rey Nabucodonosor ordenó la construcción de los jardines. Eran una especie de zigurat con enormes plataformas planas que contenían tierra de tal manera que pudieran albergar incluso árboles. De esta manera se construyo una montaña artificial. Teniendo en cuenta que en Mesopotamia la piedra era escasa, la estructura debió fabricarse con ladrillos, lo que presentaba el inconveniente de necesitar una aislamiento hidrófugo para impedir que la humedad de la tierra deteriorara esta estructura. Para ello los babilonios recurrieron a recubrir los lugares donde la tierra iba alojada con asfalto y en algunos casos con plomo. Aun hoy en día se ignora si estos jardines existieron en realidad o es tan solo una leyenda. Ya que aún no se ha encontrado aún ningún vestigio de ellos., pero ha quedado en el imaginario colectivo.

LA ESTATUA DE ZEUS EN OLIMPIA

ZEUS EN OLIMPIA

En Olimpia los griegos se reunían para celebrar los Juegos Olímpicos una vez cada cuatro años.  A medida que estos juegos fueron creciendo en importancia, se fueron desarrollando estructuras cada vez más ambiciosas en la zona.  Una de las estructuras era el estadio en el cual tenían lugar los juegos y que aún podemos contemplar, a pesar del lógico deterioro del tiempo.  En otro sector se construyeron varios templos.  Alrededor del año 470 antes de Cristo se acordó que era necesario un gran templo para Zeus, el rey de los dioses, concluyendo su construcción en el año 456 antes de Cristo. Pero esto no fue suficiente para los devotos adoradores de Zeus y decidieron que este templo no podía ser un templo cualquiera sino que tenia que tener algo que lo distinguiera de los demás, por ello encargaron la construcción de una fabulosa estatua criselefantina.

La estatua mostraba al dios sentado en su trono y tenia aproximadamente 7 metros de altura y 13 de ancho, ocupando la mayor parte del volumen del templo.  Estaba elaborada con materiales muy valiosos como marfil, que representaba la carne; oro para los ropajes, armadura, cabellos, otros metales y sobre un armazón de madera.  En el año 392 los juegos olímpicos fueron abolidos, ya que los cristianos los veían como un ritual pagano y la estatua fue llevada a Constantinopla donde se incendió y quedo destruida en el año 462.

MASADA

La Meseta de Masada se eleva a 450 m. sobre el nivel del mar por su lado oriental, su cima mide 600 x 300 m. y está situada en el extremo oriental del Desierto de Judea, cerca del Mar Muerto, entre las poblaciones de En Gedi y Sodom.  Su nombre proviene del hebreo “metzuda”, que significa «fortaleza».  La mayor parte de los conocimientos que tenemos de Masada provienen del historiador judio Flavio Josefo.

Meseta de Masada. Vista desde el Noroeste

El artífice de esta impresionante obra arquitectónica fue el monarca Herodes el Grande y en el año 40 a.C., la utilizo para resguardar a su familia de los partos, tras la deposición de Hircano II por su sobrino Antígono con la ayuda de éstos, mientras él se dirigió a Roma para pedir ayuda. Tras ser proclamado rey de Judea, refrendado por el Senado romano, decidió construir una fortaleza en la inexpugnable roca, con la finalidad también de controlar los deseos expansionistas de Cleopatra VII.  Tras el ascenso de Octavio al poder, tras derrotar a Marco Antonio en Actium (31 a.C.), Herodes no sólo fue refrendado como rey por el futuro Augusto, sino que además se vio recompensado con la entrega de aquellos territorios que Marco Antonio había regalado a su amada. Entre los años 26 y 22 a.C. Herodes impulsó una vasta obra constructiva en Masada: levantó el impresionante Palacio del Norte, con sus tres terrazas colgantes, amplió el Palacio occidental y los almacenes y la dotó de un sistema hidráulico que le permitiera subsistir en caso de asedio, además de la construcción de doce enormes cisternas con su sistema de cañerías y acueductos. Hacia el 15 a.C. reforzó la fortaleza con la construcción de una muralla defensiva de 1.400 m. de perímetro y cuatro metros de ancho. Tras la muerte de Herodes en el año 4 a.C., Masada fue ocupada por guarniciones romanas.

Tras la toma de Jerusalén en Agosto del año 70 d.C., Roma estaba decidida a acabar con cualquier germen de resistencia que pudiera reavivar la llama independentista judía, ya que grupos de rebeldes se habían refugiado en las fortalezas de Herodion, Maqueronte y Masada. El legado imperial, Flavio Silva, decidió levantar varios campamentos (se han contabilizado hasta ocho) alrededor de la meseta de Masada y construir una muralla que aislase a los habitantes de la fortaleza, que hacía cuatro años que había sido tomada por rebeldes judíos. La Legio X Fretensis junto con seis cohortes auxiliares fue la encargada de liderar el asedio.

RAMPA DE SUBIDA

Dada la peculiar orografía de la Meseta no era posible el asalto directo por lo que Flavio Silva decidió construir una rampa de tierra que permitiera llegar hasta la cumbre y facilitar el funcionamiento de las máquinas de asalto. Según Flavio Josefo, los “ballistarii” de la Legio X Fretensis fueron demoledores durante el asalto de Jerusalén, circunstancia que podemos extrapolar al asedio de Masada. Tras un largo asedio, incluyendo los sietes meses de construcción de la colosal rampa, los judíos, liderados por Eleazar ben Fair, y viéndose perdidos, tomaron la decisión de inmolarse, quedando como testigos tan sólo siete personas, dos ancianas y cinco niños, que contaron lo sucedido al propio Silva. Con la toma de Masada acaba la Primera Guerra Judía, que tuvo como resultado la creación de una nueva provincia imperial: Judea.

PALACIO NORTE

El Palacio del Norte es la estructura más imponente de Masada, si exceptuamos la rampa de asedio.  El piso superior, que constaba de un vestíbulo rectangular, es hoy un precioso mirador desde el que podemos disfrutar de una embriagadora panorámica de la depresión del Mar Muerto y observar los límites del campamento romano y la empalizada que rodeaba Masada. Las terrazas suspendidas, auténtica obra de ingeniería, eran utilizadas para recibir y distraer a los invitados. Se pueden contemplar los vestigios del vestíbulo redondo, situado en la planta central.

TERMAS

Al lado del Palacio se encuentra una gran casa de baños que, sin duda alguna, es uno de los yacimientos romanos mejor conservados de Israel. El complejo consta de cuatro estancias en torno a un patio peristilado por tres lados, con una pequeña piscina. Este complejo ha sido restaurado en los años noventa, y permite descubrir claramente las diferentes estancias termales: apodyterium (vestuario), tepidarium (sala templada), frigidarium (sala fría) y caldarium (sala caliente), con su sistema de calefacción o hipocausto. Cerca del baño hay un conjunto de almacenes para víveres y armamento. Toda esta sección de la fortaleza está separada del resto por una muralla.

El Palacio del Oeste, más funcional, contaba con varias habitaciones, baños, dependencias administrativas y una sala de recepción, donde estaría el trono, decorada con bellos mosaicos multicolores. Todo el conjunto palacial fue modificado por los zelotes durante su estancia en Masada, posiblemente para dar cobijo a cuantas familias fuera posible.

CABEZA DE AMENHOTEP III AMENOFIS III

Cabeza de Amenhotep III

Amenhotel III o Amenofis III, según la lengua que utilicemos, fue el  9º faraón de la Dinastía XVIII de Egipto (Imperio Nuevo) hacia el año 1.400 a.C.

La cabeza se encuentra actualmente en el Museo Egipcio de El Cairo.

Esta escultura, de autor desconocido, mide 38 cms. de altura y está realizada en arcilla estucada y pintada y conformada en bulto redondo.  Fue descubierta en el patio de la cachette, entre el 3º y 4º pilono del Templo de Amón-Ra en Karnak, por G. Legrain (1903-1905)

El faraón es representado con rasgos juveniles y con la corona azul (khepresh) de guerra. La corona azul es concurrente en las representaciones de los faraones de la Dinastía XVIII, debido a las numerosas acciones bélicas que tuvieron lugar en Egipto.  Dicha corona lleva la cobra sobre su frente, símbolo de realeza. Llama la atención que se elija esta corona para adornar la cabeza, dado que Amenhotep III fue uno de los faraones menos guerreros en la historia del Antiguo Egipto. Cabe pensar que sea una maniobra  propagandística, acción documentada en referencia a las representaciones de la Dinastía XVIII.
La época de Amenhotep III fue la más esplendorosa de la historia egipcia. A este faraón se le conoce como el “Rey Sol”.  Heredó de sus antepasados, especialmente de Tutmosis III, el faraón guerrero,  una de las potencias de la época; como resultado, el arte en todas sus manifestaciones, alcanza su máximo esplendor durante su reinado.

Desde el principio de la dinastía se aprecia un cambio estilístico respecto a los Imperios Antiguo y Medio; se crean esculturas maravillosas de refinada ejecución, los rasgos se dulcifican y abandonan su estilo severo. Paulatinamente van dejando de ser imágenes idealizadas de los faraones
para ser más individualizadas. Se da mayor énfasis a los rasgos personales, aunque en los últimos años de su reinado (Amenhotep III fue uno de los faraones más longevos), se le represente aún con rasgos juveniles.  Por tanto, a pesar de que la cabeza represente una imagen juvenil y con rasgos suaves, ésta puede ser fechada a finales de su reinado, cuando comienza a notarse la influencia del arte de Amarna (ojos excesivamente rasgados, cejas arqueadas siguiendo la línea de los ojos y labios carnosos).
Se conocen más estatuas de Amenhotep III que de ningún otro faraón egipcio, incluido Ramsés II, todo un record.

SAN SALVADOR EN CHORA – KARIYE CAMII

En el siglo IV, en una acrópolis cercana a Estambul (Constantinopla) se encontraron las reliquias de San Babilas (Obispo de Antioquia que murió martirizado durante la persecución de Decio), junto a 84 de sus discípulos fundándose en aquel lugar un monasterio. La iglesia del monasterio se consagró a Cristo con el nombre de Iglesia del Sagrado Salvador en Chora ( Chora se refiere a que estaba situada a extramuros de la muralla de Constantino). Cuando se erigió la muralla de Teodosio (413-414), la iglesia quedó dentro de los muros defensivos de Constantinopla, pero siguió conservando su apelativo de Chora.

Un terremoto en el 557 la dañó enormemente y Justiniano I  ordenó entonces la construcción de un monasterio e iglesia de mayor tamaño, dedicando una de las tres capillas a María. En el siglo VIII, durante el período iconoclasta, sufrió grandes daños en las imágenes representadas. La mayoría de lo que puede apreciarse hoy data de 1077-1081, cuando María Dukaina, suegra de Alejo I Comneno reconstruyó la Iglesia de San Salvador en Chora en forma de cruz griega inscrita, un nuevo estilo aparecido en aquella época y que servirá posteriormente de modelo para las iglesias ortodoxas hasta el siglo XVIII. Tras otras vicisitudes como otro terremoto en el S. XII y el saqueo de los Cruzados en el S. XIII, no fue hasta el S. XIV que la iglesia adquiere el aspecto actual, con un exonártex y un paraclesion (cripta), encargados por un intelectual de la época, Teodoro Metiquites, dotándola de mosaicos y frescos de iconografía religiosa.   No se conoce a los artistas de la maravillosa decoración interior, que fue realizada entre 1315 y 1321, con unos mosaicos que son, probablemente, uno de los mejores ejemplos del Renacimiento Paleólogo.

Teodoro Metoquites murió en 1332, siendo monje del monasterio.  Tras la conquista de Constantinopla por los Turcos, At?k Ali Pa?a, gran visir de Bayaceto II transformó la Iglesia en Mezquita, de ahí el nombre de Kariye Camii. Debido a la prohibición de representar al Hombre en el Islam, se recubren los frescos y mosaicos con una capa de yeso para ocultarlos, sin llegar a destruirlos. Esta situación y los terremotos frecuentes en la zona, han dejado su huella en las imágenes, algunas bastante deterioridas. A partir de 1948 el edificio dejó de ser mezquita y en 1958 se convirtió en museo (Kariye Müzesi)

La Iglesia es pequeña comparada con otras iglesias de Estambul (742,5 m²), pero la majestuosidad de sus interiores lo compensa con creces.  El edificio consta de tres partes principales: Nártex o vestíbulo, Naos o cuerpo principal de la Iglesia y el Paraclesion o capilla adyacente funeraria. El nártex a su vez se divide en dos partes: el nártex interior o esonártex y el nártex exterior o exonártex que son contiguos. El esonártex formaba parte de la construcción original. El templo tiene seis cúpulas, dos en el Esonártex, una en el Paraclesion y tres en la Naos. La cúpula más grande, de 7,7 m de diámetro se encuentra en el centro de la Naos

La Iglesia de San Salvador en Chora,  ( y en turco Kariye Kilisesi (Iglesia) o Kariye Camii (Mezquita) está considerada como uno de los más bellos ejemplos de Iglesia bizantina.

Los graciosos movimientos de los personajes dan a sus representaciones una ligereza y elegancia incomparable, subrayadas por una fresca coloración. Además la vasta gama de temas bíblicos dan una idea de la fuerza creadora de los maestros bizantinos a pesar del orden iconográfico impuesto.     El tema principal de estos mosaicos, ricos en detalles, es la encarnación de Dios en Hombre y la salvación. La resurrección de Cristo es el motivo central de los frescos de la capilla funeraria y viene a completar esta noción de salvación.

Destacan los dos medallones en las dos cúpulas de los nartex que representan a Cristo y la Virgen con el Niño , con dos filas superpuestas de antepasados bíblicos de Jesús, por un lado, y los profetas y otros personajes del Antiguo Testamento por el otro. Esta última observación es bastante importante, porque en el arte bizantino no representaban escenas bíblicas, aparte de los de la época paleológica.

La mayor parte de los mosaicos y frescos de la Kariye Camii-se encuentran en las bóvedas, mientras que las paredes están completamente cubiertas de mármol policromado. Los pocos cuadros que se ven en las paredes inferiores son pintados o marcos de mármol que forman nichos, lunetas o arcos. El artista utiliza el color en una variedad de tonos similares que contrastan con los colores fundamentales. El inarmónico  efecto, que parece tener, proviene de este contraste al ser rebajado en la parte trasera, donde el oro se utiliza en su lugar. La pintura irregular del fondo da ese efecto de brillo característico. Para hacer este efecto aún más precioso son los elementos decorativos, marcos y medallas que luego enriquecen las imágenes.

Existe una notable presencia de figuras de tratados clásicos siguiendo las más comunes tradiciones bizantinas. Asimismo, es necesario poner de relieve cómo las figuras, a pesar de ser retratadas con una bien definida musculatura, parecen frágiles, con una pequeña cabeza y piernas delgadas y todo está representado de una manera tan precisa y detallada como para asumir un aspecto precioso y refinado que recuerda en muchos aspectos la pintura gótica. Entre los elementos más importantes a resaltar es el conocimiento del artista de la anatomía y la forma de sustituir el esquema típico de las partes anatómicas del desnudo bizantino, con el uso de una luz brumosa o sombra y un extraordinario conocimiento de la perspectiva.

Ante estas imágenes se tiene la sensación de estar ante una fábula, un cuento en el que la historia sagrada es la protagonista y hacer una distinción topográfica entre el ciclo bíblico del vestíbulo y la de las escenas del Nuevo Testamento en la nave. En las bóvedas y el tímpano descubrimos las escenas de la infancia de María y la de Jesús y otra parte en las bóvedas de los exonártex.

Se cree que los mosaicos de la iglesia representan la síntesis de los Paleólogos del Renacimiento bizantino, cuya característica más importantes se han podido encontrar en la tendencia a representar la encarnación de Cristo y su vida en la tierra de una manera viva y  darle las figuras sagradas un significado emocional hasta el punto de hacerlas perder su imagen frontal y la inmovilidad absoluta para ser ágiles, dándole un cierto volumen a las figuras.

SUEÑO DE JOSÉ, DONDE EL ÁNGEL LE ANUNCIA EL EMBARAZO DE MARÍA Y VIAJE A BELÉN A TRAVÉS DE UNA MONTAÑA, MARÍA SOBRE UN POLLINO Y DETRÁS JOSÉ. EL QUE CAMINA DELANTE ES EL HIJO MAYOR DE JOSÉ.

Existe una cierta relación entre el paisaje y la arquitectura rara vez vista antes. Un ejemplo concreto de esto es el regreso a Nazaret, donde la ciudad se encuentra rodeada por un espléndido paisaje, colinas, jardines, llenos de árboles y la Anunciación a Santa Ana, en el jardín donde tiene lugar la escena, es un vasto complejo arquitectónico, preciso en todas sus proporciones. La influencia griega es evidente en estos y muchos otros ejemplos.

 

MEZQUITA DEL CRISTO DE LA LUZ (Toledo)

Su nombre árabe, Bab el-Mardum, se debe a que está muy cerca de la puerta de la muralla que llevaba ese nombre cuando, en 1085 Alfonso VI reconquista Toledo.

PORTADA

Un siglo más tarde, la Orden de los Caballeros Hospitalarios de San Juan, la convirtieron en la ermita de la Santa Cruz.  El nombre de «El Cristo de la Luz» pertenece a la leyenda.  Se dice que el caballo del Cid, que entró triunfalmente en Toledo junto a Alfonso VI tras su reconquista, se arrodilló ante la ermita y no quiso avanzar, en señal de veneración al Cristo, que tras un tabique y alumbrado por una lámpara, había permanecido oculto durante los siglos de la dominación musulmana.  Actualmente una piedra blanca embutida en la calzada señala el lugar.

El edificio se erigió, según la inscripción de la fachada en el año 999, exento, elevado, con una gran suntuosidad y bajo los auspicios de la familia de los Ban? I-Had? d?, familia de ulemas o doctores en religión, hombres de ciencia y de gran influencia en la vida política y cultural de la ciudad.  No se sabe si era privada, vinculada a la residencia familiar, o estaba destinada al pueblo.  También es posible que se utilizada como lugar de enseñanza o como mausoleo.

Es un valioso ejemplo de la arquitectura de Al-Ándalus.  Tiene una planta prácticamente cuadrada y de pequeñas dimensiones, apenas 8 metros cuadrados, distribuida en tres naves paralelas cruzadas por otras tres transversales, debido a cuatro columnas reaprovechas, sin basa y con capiteles visigodos de labra tosca en tres de ellas, la cuarta es una restauración del siglo pasado.

Con ellas, el espacio queda dividido en nueve tramos cuadrados y cubiertos por cupulillas distintas entre ellas y que son réplicas fragmentadas o completas de loas bovedillas de la Mezquita de Córdoba.

CÚPULA

Los estudios arqueológicos has señalado la existencia de un esquema en T, en el que la nave central y la última de las transversales, previa a la Macsura, son las mejor y más ricamente decoradas, utilizando arcos lobulados, a fin de orientar al fiel hacia el muro de la qibla y, por tanto, a la Meca.

Tiene el ábside mudejar más antiguo de la ciudad, realizado en mampostería encintada con el ladrillo, con decoración a base de arcos de herradura apuntada, lobulados, al estilo de los modelos locales y, de medio punto, separados por frisos de ladrillo en esquina, derivados del románico castellano, yeserías en el interior y vigas talladas en techumbres y aleros.  Se adosa al edificio cuando los caballeros la convierten en ermita.

El interior del mismo, está decorado con pinturas románicas que representan, como no podía ser de otra manera, el Pantocrator o Cristo en Majestad rodeado por el Tetramorfos, es decir, los símbolos de los cuatro evangelistas.  En sus laterales hay imágenes pintadas de santas.  Y, ya cercado al mundo gótico, hay una representación de unos ángeles llevando el alma de un difunto, en forma de niña.  Llama la atención la utilización de un solo ábside frente a los tres que aparecen generalmente en Castilla y en otros ejemplos toledanos.

En los jardines de la explanada norte se ha descubierto una calzada romana de losas de granito de cinco metros de ancho y bajo ella, una cloaca.    En la misma zona, se ha localizado un cementerio cristiano con numerosos enterramientos de los siglos XII al XVI, cuestión nada extraña, dado que estamos en una zona religiosa.      También, bajo el actual ábisde se la localizado otro mayor, que parece perteneció a un edificio monumental de la época romana o visigoda.  En su interior se ha hallado una pequeña cueva excavada, tal vez para algún eremita.

Es encantador recrearse en la belleza de sus formas, en el refinamiento exquisito de la traza de sus arquerías y bóvedas, en  las sencillas formas de una complicada y múltiple combinación de líneas.

LATERAL

LA CIUTADELLA – CALAFELL (Tarragona)

La Ciudadela ibérica está situada en la zona que los antiguos llamaron Cosetania y habitada por los cossetanos o cessetanos, una tribu íbera perteneciente a la actual provincia de Tarragona.  Data del S. IV a.C., aunque estuvo habitada desde el S VI a.C. hasta el S. I a.C.

Era una extensión de aguas salobres rodeadas por tierra firme, formando pequeños islotes y penínsulas, por lo que la ubicación de la ciudadela tiene sentido por el hecho de controlar esos estanques y marismas y proteger los accesos a las ricas llanuras del interior a través de sus pasos naturales como la riera de la Bisbal o el torrente de la Cobertera.    Actualmente la geografía ha cambiado bastante la zona, el mar se ha retirado un tanto de la zona y, donde antes existían extensiones con grandes posibilidades de caza y recolección, además de juncos y palmitos para la elaboración de sus recipientes; hoy surge la «civilización» en forma de urbanizaciones de chalets y apartamentos que rodean la ciudadela cual romanos sitiándola.

Se han constatado también intercambios de productos manufacturados con otro pueblos del Mediterráneo:  el mundo púnico ibicenco, Grecia, Italia y el sur de Francia.  Formaba parte de un complejo entramado de ocupación, que se articulaba entorno a dos grandes núcleos: Darró, actual Vilanova i la Geltrú, y Masies de Sant Miqel (actual Banyeres del Penedés), dependiendo de ellos existían asentamientos de campesinos y ganaderos, dedicados al cultivo de cereales, legumbres, viñedos y olivos, además de la cría de cabras, ovejas y, en menor grado, cerdos, caballos y bueyes.

Antes de la construcción de la Ciudadela había un poblado (S. VI-V a.C.) del cual aún se pueden ver restos de la zona externa de la muralla.  A finales del S. V a.C. se desmontó el muro antiguo que cerraba el poblado y se edificó un cinturón de murallas reforzado por dos torres y se excavo un foso.  Estas nuevas murallas rodeaban un recinto de unos tres mil metros cuadrados.  Su interior estaría habitado por la aristocracia de la tribu cosetana y el personal a su servicio.

Las casas se organizaban alrededor de calles que, adaptándose a las irregularidades del terrero, esbozaban un trazado más o menos ortogonal.

Esta ciudadela se abandonó a finales S. III a.C. e inicios del

Torre de asalto romana

S. II a.C., cuando se encontraba en su máximo esplendor sin que conozcamos los motivos, tal vez podría deberse a las revueltas antirromanas.  En aquella época se estaba disputando la Segunda Guerra Púnica, en las excavaciones se han encontrado restos de una torre de asalto romana, que se ha reproducido para explicar el derribo de sus murallas.   Las crónicas romanas durante la conquista de Hispania califican los botines como «utensilios bárbaros y esclavos miserables»

Durante el S. I a.C. se ocupó parcialmente y se abandonó definitivamente poco después.  El establecimiento a solo quinientos metros de distancia de la villa romana de Vilarenc puede darnos las claves de su abandono.

En 1992, tras diez años de excavación, se inició un proyecto que hasta la fecha, es el único intento de reconstrucción in situ de un yacimiento arqueológico ibérico dentro de España, con el objeto de hacer comprensible el mundo de las tribus prerromanas, para ello se han rehecho las antiguas viviendas con métodos de arqueología experimental, recreando los interiores con réplicas de los objetos recuperados en las excavaciones.

 

MICENAS

El período de esplendor de la Grecia del segundo milenio a.C. (1600-1100) recibe el nombre de «micénico» por el nombre de la ciudad-estado más poderosa del momento: Micenas, en la que gobernaba el mítico rey Agamenón.   Se corresponde con la Edad de Bronce Reciente en la Historia Universal.  Hacia 1600 a.C. irrumpe en Grecia una nueva oleada de población de lengua es griega, como lo certifican las tablillas de barro escritas en «Lineal B».

RECONSTRUCCIÓN MICENAS

Hasta ese momento Creta había sido el centro cultural más desarrollado, de población aún no indoeuropea.  Los micénicos, atraídos por el brillo de la civilización cretense adoptan muchas de las características culturales minóicas y terminan adueñándose del Egeo: las naves micénicas surcan el Mediterráneo en todas direcciones.  En este contexto se entienden bien los relatos de La Iliada y la Odisea.  En estos poemas hay muchos elementos de la época micénica.

Frente a la pacífica población agraria de la zona,  aparece una brillante cultura. Se construyen fortalezas, traen el carro de guerra de dos caballos; sobresale el esplendor de sus armaduras; se trata de una sociedad varonil y patriarcal, con un sistema político: la monarquía, que usan con frecuencia el ámbar en las joyas, desconocido antes en la cuenca del Mediterráneo.

Entre 1200 y 1100 a.C.  los distintos enclaves micénicos son atacados y destruidos.  Los expertos no se ponen de acuerdo en las causas: unos piensan en la llegada de una nueva oleada griega: los dorios, que destruyen los palacios micénicos y otros se inclinan por una revuelta social.  En cualquier caso, hacia 1100 es destruida la fortaleza de Micenas, con lo que termina una  importante etapa en la historia griega.

 

El llamado Círculo A, es un recinto de tumbas reales del siglo XVI a.C.  El recinto estaba situado al pié de las murallas y hacia el 1250 a.C. se modificaron las antiguas murallas para incluirlo dentro, construyendo un muro circular alrededor de las fosas para soportar el empuje de un relleno de tierras, que se coronaba con una plataforma superior.  Sobre ella se construyó un nuevo muro circular formado por dos filas concéntricas, separadas aproximadamente por un metro, de losas de piedra clavadas en el suelo. La cavidad entre ellas se rellenó con piedras pequeñas y se cubrió con lajas horizontales. Sobre las tumbas se erigieron estelas decoradas con relieves de caza, escenas de guerra o juegos atléticos.

El gran recinto, de unos 26 m. de diámetro,  descubierto en 1876 por Heinrich Schliemann  contenía un total de 20 cadáveres y unos ajuares muy ricos armas, herramientas y recipientes de bronce, vasos cerámicos y de plata, piezas de marfil,  ámbar y oro.      Las tumbas de fosa, de la I a VI, contenían varios cuerpos (en total 18 personas: 8 hombres, 9 mujeres y 1 niño) y ocho tumbas corrientes, pequeñas y poco profundas.  El mobiliario de las tumbas III, IV y V, las más recientes, es incomparablemente más rico que el de las tumbas I, II y VI.   La  más rica era sin duda, la IV, que albergaba a 2 mujeres y 3 hombres y contenía entre otros objetos, tres de las cinco famosas máscaras de oro halladas, 5 vasos de oro y 11 de plata.  Algunos de estos vasos son considerados como piezas  minoicas, importadas desde Creta o realizadas por artesanos que trabajaban en Micenas,  otros son claramente micénicos.

La pieza más llamativa era una máscara de oro macizo a la que el propio Schliemann,  puso nombre, dando por sentado que se hallaba en su tumba y ante su cuerpo.  No se halló dentro del tholos, conocido como la Tumba Atreo, como comúnmente se piensa.  Hoy sabemos que todos los materiales de esas tumbas, están fechados entre 1550 y 1500 a.C., es decir, unos 300 años antes del mítico rey que atacó Troya.  Los arqueólogos han deducido que corresponden a otros jefes micénicos que participaron en una expedición a Egipto, teniendo en cuenta los diversos objetos de esta procedencia.  Los de oro pudieron ser el pago por participar en la campaña contra los hicsos durante la Dinastía XVII.  Además, esta máscara y las otras encontradas estaban puestas sobre la cara del difunto, una tradición claramente egipcia.

En la zona más alta de la ciudad se encontraba el palacio, que ocupaba tres terrazas artificiales, soportadas por muros  ciclópeos y con unas espectaculares vistas de todo el territorio.  Las construcciones del nivel superior, probablemente las dependencias de la familia real, fueron prácticamente eliminadas por el templo, cuyos vestigios pueden verse aún, que se erigió en la época arcaica y se reconstruyó en la helenística.  El palacio tenía dos entradas: una en el nivel superior, donde terminaba la rama noroeste de la Gran Rampa, y la otra, de peor calidad, que se reservaba a visitantes oficiales en un nivel inferior.  La entrada noroeste del palacio, formada por un pórtico apoyado en su zona central sobre columnas de madera sobre basas de piedra, que aún se conservan.   El mégaron, patio rectangular, con hogar en el centro, que se destinaba a audiencias y reuniones, se situaba en el lado este y era el lugar donde el wanax y su corte desarrollaban sus actividades.    Estaba precedido de un pórtico con dos columnas de madera, con suelo de yeso y muros decorados con triglifos y rosetas.  A la sala del trono se llegaba a través de una gran abertura, aún puede distinguirse el umbral.   En el centro se encuentra un gran hogar, formado por un anillo de piedras alrededor de un núcleo de arcilla, revestido con estuco pintado.  La zona del hogar estaba limitada por cuatro columnas de madera, cuyas basas se conservan, que sostenían el techo, provisto de una abertura, el opaion, para permitir la entrada de luz y la salida del humo del hogar.  El trono debía estar situado contra el muro, a la derecha de la entrada, pero esa parte se hundió por corrimientos de tierra.

El Tesoro o Tumba de Atreo, es un tholos o tumba abovedada, un estilo de tumba micénica.  Se le adjudicó a Atreo, padre de Agamenón, que encabezó la guerra de los aqueos contra Troya, porque fue datado en el S. XIII a.C.   Sigue el modelo de tumba precedida por un corredor, un dromos, con una monumental puerta de 5 metros de altura, rematada por un dintel monolítico, que pesa unas 120 toneladas y consta de dos cámaras, a las que se accede por un pasillo interior con dos dinteles de piedra.  La más grande es la llamada de «falsa bóveda», que se diferencia de las reales por la inclinación de las hiladas de piedras concéntricas que la componen.   La otra cámara es una simple tumba excavada en la roca.