A 40 Km. de Dublín se ubica la Colina de Tara o «Teamhair na Rí» en gaélico, un lugar sagrado que ha sido eje de la vida política de la isla desde el Neolítico.
La Colina de Tara fue el lugar de coronación de los reyes irlandeses pre-cristianos y es uno de los sitios sagrados de la isla. En aquellos tiempos no existía una monarquía hereditaria, sino que los reyes y aspirantes debían ganar en batalla el derecho a ser elegidos como tales. Se calcula que unos 142 reyes gobernaron Irlanda y fueron coronados en Tara.
A pesar que no haber sobrevivido ninguno de los edificios de aquella época, aún quedan vestigios de los perfiles de los mismos en marcas grabadas en la superficie de la colina. Todas las circunferencias y marcas de antiguas edificaciones se encuentran además incluidas en un extenso círculo en la tierra que data de la Edad de Hierro. Se identifican los anillos de dos fuertes: hacia el este se ubica «Teach Chormaic» o Casa de Corma y hacia el oeste el «Forradh» o Asiento Real.
En el centro de este último, se encuentra la «Lia Fail» o Piedra del Destino, un menhir neolítico que preside esta colina desde hace 4.000 años. La leyenda dice que esta piedra fue traída hasta aquí por los «Tuatha De Danaan», en el principio de los tiempos y que, cuando el verdadero Rey de Irlanda se paró sobre ella, la roca rugió como un león. Ahora está silenciosa y se puede visitar así como la Tumba de los Rehenes, que aún está en bastante buen estado de conservación si tenemos en cuenta que cumple unos 4.500 años. Es uno de los pocos monumentos de la Colina de Tara que han sido excavados.
También se identifica perfectamente un rectángulo angosto cortado por un camino. Ese rectángulo es una avenida ceremonial que conducía a los fuertes desde el círculo (fuerte) que está un poco mas distanciado: el «Ráith na Seanadh» o Anillo de los Sínodos.
La Colina de Tara se encuentra en la lista de sitios propuestos para ser declarada Patrimonio de la Humanidad.