Existe un lugar encantado, a medio camino entre Dublín y Galway, donde paseando entre cruces celtas, aún puedes sentir la presencia de los monjes, sus espíritus, sus rezos, sus cantos, donde se puede soñar con lo que un día fue.
Clonmacnoise (Cluain Mhic Nóis) significa «Prado de los Hijos de Nós». Fue fundado por San Ciarán alrededor del año 545/548 d.C., junto a lo que entonces era uno de los cruces de caminos mas importantes del país, que unía el Camino Real (Highway of the Kings) y el Rio Shannon.
Muy cerca de este emplazamiento se haya la Colina de Tara, lugar de coronación de los reyes irlandeses y donde todas las grandes tribus irlandeses se reunían en la Gran Sala para elegir a su lider.
Clonmacnoise fue uno de los monasterios más importantes del país y a él llegaban monjes de numerosos puntos de Europa a completar sus estudios, la literatura y el arte eran sus puntos mas fuertes. Sobrevivió a numerosos incendios y robos ocasionados por Vikingos, Anglo-Normandos y los propios irlandeses. Con el tiempo el lugar entró en decadencia hasta que en el siglo XVI se convirtió en ruinas.
El conjunto de las ruinas está compuesto por una catedral, siete pequeñas iglesias y dos torres y por todas partes hay muchas cruces celtas coronando centenares de lápidas de piedra. Las más importantes son réplicas, ya que las originales están en un pequeño museo allí mismo, a fin de resguardarlas de las inclemencias del tiempo.
La llamada Catedral de Clonmacnoise, despojada de su techo como casi todos los edificios de la zona, fue fundada en el año 909 por Flann Sianna (Rey de Irlanda) y el abad Colmán. Bajo sus cimientos hay numerosas tumbas pertenecientes a la Familia Coghlan. El último de los Grandes Reyes de Irlanda, Rory O’Connor (Ruaidrí Ua Conchobair) fue enterrado cerca del altar en 1198. Se han restaurado algunas partes con cierta controversia, como el Arco de Whispering, que se reconstruyó en estilo gótico.
Junto al rio Shannon se haya la Torre de Finghin, del siglo XII., cuya cúpula fue derribada por un rayo en el mismo siglo de su construcción y reconstruida inmediatamente, pero lo más interesante son las cantidad de Cruces Celtas, de origen irlandés y fácilmente reconocibles por el circulo que bordea una cruz cristiana. Lo curioso es que solamente se erigieron hasta el siglo XV, pero en el S. XIX el nacionalismo irlandés, las resucitó, convirtiéndose en el emblema de Irlanda.
En el pequeño museo nos encontramos con los originales de la llamada Cruz del Sur (ornamental) y la Cruz de las Escrituras, bellamente labrada. La Cruz de las Escrituras mide 4 metros de altura y fue esculpida a partir de un único bloque de arenisca hacia el año 900. Es una de las cruces célticas más bellamente trabajadas de Irlanda y reviste un interés especial por sus inscripciones, que constituyen una plegaria dedicada a los hacedores de la cruz y de la Catedral, Flann y Colmán. La superficie de la cruz está dividida en paneles, mostrando escenas que incluyen la Crucifixión, el Juicio Final y Cristo en la Tumba.
Irlanda es una tierra de misterios, donde el hombre se siente pequeño ante la belleza de sus paisajes y la antigüedad de sus monumentos.
La Meseta de Masada se eleva a 450 m. sobre el nivel del mar por su lado oriental, su cima mide 600 x 300 m. y está situada en el extremo oriental del Desierto de Judea, cerca del Mar Muerto, entre las poblaciones de En Gedi y Sodom. Su nombre proviene del hebreo “metzuda”, que significa «fortaleza». La mayor parte de los conocimientos que tenemos de Masada provienen del historiador judio Flavio Josefo.
El artífice de esta impresionante obra arquitectónica fue el monarca Herodes el Grande y en el año 40 a.C., la utilizo para resguardar a su familia de los partos, tras la deposición de Hircano II por su sobrino Antígono con la ayuda de éstos, mientras él se dirigió a Roma para pedir ayuda. Tras ser proclamado rey de Judea, refrendado por el Senado romano, decidió construir una fortaleza en la inexpugnable roca, con la finalidad también de controlar los deseos expansionistas de Cleopatra VII. Tras el ascenso de Octavio al poder, tras derrotar a Marco Antonio en Actium (31 a.C.), Herodes no sólo fue refrendado como rey por el futuro Augusto, sino que además se vio recompensado con la entrega de aquellos territorios que Marco Antonio había regalado a su amada. Entre los años 26 y 22 a.C. Herodes impulsó una vasta obra constructiva en Masada: levantó el impresionante Palacio del Norte, con sus tres terrazas colgantes, amplió el Palacio occidental y los almacenes y la dotó de un sistema hidráulico que le permitiera subsistir en caso de asedio, además de la construcción de doce enormes cisternas con su sistema de cañerías y acueductos. Hacia el 15 a.C. reforzó la fortaleza con la construcción de una muralla defensiva de 1.400 m. de perímetro y cuatro metros de ancho. Tras la muerte de Herodes en el año 4 a.C., Masada fue ocupada por guarniciones romanas.
Tras la toma de Jerusalén en Agosto del año 70 d.C., Roma estaba decidida a acabar con cualquier germen de resistencia que pudiera reavivar la llama independentista judía, ya que grupos de rebeldes se habían refugiado en las fortalezas de Herodion, Maqueronte y Masada. El legado imperial, Flavio Silva, decidió levantar varios campamentos (se han contabilizado hasta ocho) alrededor de la meseta de Masada y construir una muralla que aislase a los habitantes de la fortaleza, que hacía cuatro años que había sido tomada por rebeldes judíos. La Legio X Fretensis junto con seis cohortes auxiliares fue la encargada de liderar el asedio.
Dada la peculiar orografía de la Meseta no era posible el asalto directo por lo que Flavio Silva decidió construir una rampa de tierra que permitiera llegar hasta la cumbre y facilitar el funcionamiento de las máquinas de asalto. Según Flavio Josefo, los “ballistarii” de la Legio X Fretensis fueron demoledores durante el asalto de Jerusalén, circunstancia que podemos extrapolar al asedio de Masada. Tras un largo asedio, incluyendo los sietes meses de construcción de la colosal rampa, los judíos, liderados por Eleazar ben Fair, y viéndose perdidos, tomaron la decisión de inmolarse, quedando como testigos tan sólo siete personas, dos ancianas y cinco niños, que contaron lo sucedido al propio Silva. Con la toma de Masada acaba la Primera Guerra Judía, que tuvo como resultado la creación de una nueva provincia imperial: Judea.
El Palacio del Norte es la estructura más imponente de Masada, si exceptuamos la rampa de asedio. El piso superior, que constaba de un vestíbulo rectangular, es hoy un precioso mirador desde el que podemos disfrutar de una embriagadora panorámica de la depresión del Mar Muerto y observar los límites del campamento romano y la empalizada que rodeaba Masada. Las terrazas suspendidas, auténtica obra de ingeniería, eran utilizadas para recibir y distraer a los invitados. Se pueden contemplar los vestigios del vestíbulo redondo, situado en la planta central.
Al lado del Palacio se encuentra una gran casa de baños que, sin duda alguna, es uno de los yacimientos romanos mejor conservados de Israel. El complejo consta de cuatro estancias en torno a un patio peristilado por tres lados, con una pequeña piscina. Este complejo ha sido restaurado en los años noventa, y permite descubrir claramente las diferentes estancias termales: apodyterium (vestuario), tepidarium (sala templada), frigidarium (sala fría) y caldarium (sala caliente), con su sistema de calefacción o hipocausto. Cerca del baño hay un conjunto de almacenes para víveres y armamento. Toda esta sección de la fortaleza está separada del resto por una muralla.
El Palacio del Oeste, más funcional, contaba con varias habitaciones, baños, dependencias administrativas y una sala de recepción, donde estaría el trono, decorada con bellos mosaicos multicolores. Todo el conjunto palacial fue modificado por los zelotes durante su estancia en Masada, posiblemente para dar cobijo a cuantas familias fuera posible.
El período de esplendor de la Grecia del segundo milenio a.C. (1600-1100) recibe el nombre de «micénico» por el nombre de la ciudad-estado más poderosa del momento: Micenas, en la que gobernaba el mítico rey Agamenón. Se corresponde con la Edad de Bronce Reciente en la Historia Universal. Hacia 1600 a.C. irrumpe en Grecia una nueva oleada de población de lengua es griega, como lo certifican las tablillas de barro escritas en «Lineal B».
Hasta ese momento Creta había sido el centro cultural más desarrollado, de población aún no indoeuropea. Los micénicos, atraídos por el brillo de la civilización cretense adoptan muchas de las características culturales minóicas y terminan adueñándose del Egeo: las naves micénicas surcan el Mediterráneo en todas direcciones. En este contexto se entienden bien los relatos de La Iliada y la Odisea. En estos poemas hay muchos elementos de la época micénica.
Frente a la pacífica población agraria de la zona, aparece una brillante cultura. Se construyen fortalezas, traen el carro de guerra de dos caballos; sobresale el esplendor de sus armaduras; se trata de una sociedad varonil y patriarcal, con un sistema político: la monarquía, que usan con frecuencia el ámbar en las joyas, desconocido antes en la cuenca del Mediterráneo.
Entre 1200 y 1100 a.C. los distintos enclaves micénicos son atacados y destruidos. Los expertos no se ponen de acuerdo en las causas: unos piensan en la llegada de una nueva oleada griega: los dorios, que destruyen los palacios micénicos y otros se inclinan por una revuelta social. En cualquier caso, hacia 1100 es destruida la fortaleza de Micenas, con lo que termina una importante etapa en la historia griega.
El llamado Círculo A, es un recinto de tumbas reales del siglo XVI a.C. El recinto estaba situado al pié de las murallas y hacia el 1250 a.C. se modificaron las antiguas murallas para incluirlo dentro, construyendo un muro circular alrededor de las fosas para soportar el empuje de un relleno de tierras, que se coronaba con una plataforma superior. Sobre ella se construyó un nuevo muro circular formado por dos filas concéntricas, separadas aproximadamente por un metro, de losas de piedra clavadas en el suelo. La cavidad entre ellas se rellenó con piedras pequeñas y se cubrió con lajas horizontales. Sobre las tumbas se erigieron estelas decoradas con relieves de caza, escenas de guerra o juegos atléticos.
El gran recinto, de unos 26 m. de diámetro, descubierto en 1876 por Heinrich Schliemann contenía un total de 20 cadáveres y unos ajuares muy ricos armas, herramientas y recipientes de bronce, vasos cerámicos y de plata, piezas de marfil, ámbar y oro. Las tumbas de fosa, de la I a VI, contenían varios cuerpos (en total 18 personas: 8 hombres, 9 mujeres y 1 niño) y ocho tumbas corrientes, pequeñas y poco profundas. El mobiliario de las tumbas III, IV y V, las más recientes, es incomparablemente más rico que el de las tumbas I, II y VI. La más rica era sin duda, la IV, que albergaba a 2 mujeres y 3 hombres y contenía entre otros objetos, tres de las cinco famosas máscaras de oro halladas, 5 vasos de oro y 11 de plata. Algunos de estos vasos son considerados como piezas minoicas, importadas desde Creta o realizadas por artesanos que trabajaban en Micenas, otros son claramente micénicos.
La pieza más llamativa era una máscara de oro macizo a la que el propio Schliemann, puso nombre, dando por sentado que se hallaba en su tumba y ante su cuerpo. No se halló dentro del tholos, conocido como la Tumba Atreo, como comúnmente se piensa. Hoy sabemos que todos los materiales de esas tumbas, están fechados entre 1550 y 1500 a.C., es decir, unos 300 años antes del mítico rey que atacó Troya. Los arqueólogos han deducido que corresponden a otros jefes micénicos que participaron en una expedición a Egipto, teniendo en cuenta los diversos objetos de esta procedencia. Los de oro pudieron ser el pago por participar en la campaña contra los hicsos durante la Dinastía XVII. Además, esta máscara y las otras encontradas estaban puestas sobre la cara del difunto, una tradición claramente egipcia.
En la zona más alta de la ciudad se encontraba el palacio, que ocupaba tresterrazas artificiales, soportadas por muros ciclópeos y con unas espectaculares vistas de todo el territorio. Las construcciones del nivel superior, probablemente las dependencias de la familia real, fueron prácticamente eliminadas por el templo, cuyos vestigios pueden verse aún, que se erigió en la época arcaica y se reconstruyó en la helenística. El palacio tenía dos entradas: una en el nivel superior, donde terminaba la rama noroeste de la Gran Rampa, y la otra, de peor calidad, que se reservaba a visitantes oficiales en un nivel inferior. La entrada noroeste del palacio, formada por un pórtico apoyado en su zona central sobre columnas de madera sobre basas de piedra, que aún se conservan. El mégaron, patio rectangular, con hogar en el centro, que se destinaba a audiencias y reuniones, se situaba en el lado este y era el lugar donde el wanax y su corte desarrollaban sus actividades. Estaba precedido de un pórtico con dos columnas de madera, con suelo de yeso y muros decorados con triglifos y rosetas. A la sala del trono se llegaba a través de una gran abertura, aún puede distinguirse el umbral. En el centro se encuentra un gran hogar, formado por un anillo de piedras alrededor de un núcleo de arcilla, revestido con estuco pintado. La zona del hogar estaba limitada por cuatro columnas de madera, cuyas basas se conservan, que sostenían el techo, provisto de una abertura, el opaion, para permitir la entrada de luz y la salida del humo del hogar. El trono debía estar situado contra el muro, a la derecha de la entrada, pero esa parte se hundió por corrimientos de tierra.
El Tesoro o Tumba de Atreo, es un tholos o tumba abovedada, un estilo de tumba micénica. Se le adjudicó a Atreo, padre de Agamenón, que encabezó la guerra de los aqueos contra Troya, porque fue datado en el S. XIII a.C. Sigue el modelo de tumba precedida por un corredor, un dromos, con una monumental puerta de 5 metros de altura, rematada por un dintel monolítico, que pesa unas 120 toneladas y consta de dos cámaras, a las que se accede por un pasillo interior con dos dinteles de piedra. La más grande es la llamada de «falsa bóveda», que se diferencia de las reales por la inclinación de las hiladas de piedras concéntricas que la componen. La otra cámara es una simple tumba excavada en la roca.
Los orígenes de tan bella villa, a tan solo 5 km de la villa de Saldaña, se encuentran al norte de la actual y se pueden fechar a finales del S. I o principios del II, en época Flavia pero a mediados del S. IV se produjo un cambio sustancial en su emplazamiento, se abandona el antiguo y se levanta uno nuevo, mucho más grande y suntuoso que el anterior. No está claro si fueron nuevos dueños, mucho más adinerados que los anteriores o que la fortuna familiar dio un salto cuantitativo.
La cuestión es que el nuevo edificio se convirtió en una espléndida villa con dos partes independientes, unidas por un ancho pasillo. Una parte era la vivienda familiar y en la parte oeste estaban los baños. En total tiene una extensión de 4.400 m2, con más de 1.400 m2 de pavimentos de mosaico. Además el conjunto de la villa estaba formado por otras dependencias: viviendas para colonos y siervos, almacenes, cuadras y otras áreas de trabajo, incluidas una zona para enterramientos.
La vivienda principal, de cerca de 3.000 m2 es cuadrada, con un jardín central, rodeado de galerías que se abren a las habitaciones y corresponde al tipo de vivienda mediterránea llamada de «peristilo», muy frecuente en el mundo romano.
En sus fachadas Norte y Sur tenía pórticos flanqueados en sus extremos por torres octogonales en la parte norte y cuadradas en el parte sur. El acceso principal al interior de la vivienda, atravesado el pórtico sur, se hacía hacia la habitación V-3, al fondo se alzaban unas columnas cuyas basas se conservan ·in situ» que servían para marcar el paso del vestíbulo a la galería sur del peristilo. En ese vestíbulo es donde esperaban al señor de la villa sus «clientes».
Desde la galería sur se accedía a la habitación V-5 pavimentada con un suelo de opus signinum (mortero de cal con fragmentos cerámicos) que tiene en el sector central cuatro hoyos semiesféricos unidos por canales, probablemente se trata de asientos de tinajas, con lo que probablemente esta y la habitación contigua, la V-6, son almacenes o despensas. De esta habitación sale una escalera que llevaba al piso superior. La habitación V-9 pudo ser una alcoba con uno de los mosaicos geométricos más bellos. La V-13 se puede considerar uno de los «triclinios» o comedores de la casa.
El Oecus (V-14) es la sala principal de la vivienda de 175 m2 y es donde se encuentran los mosaicos más importantes de los conservados. La parte figurativa se compone de tres temas bien distintos. El primero de ellos es una escena de caza, compuesta por siete escenas diferentes. Una de las más bellas es un jabalí acosado por perros, de un realismo poco común en los mosaicos hispanos. En el centro del salón hay un motivo mitológico: se trata de la leyenda del descubrimiento de Aquiles por parte de Ulises, cuando aquel se ocultaba vestido de mujer en la Isla de Skyros, dentro del gineceo del rey Licomedes. Ulises, a la derecha de la composición, indica con la mano a Aquiles, donde está Troya, mientras las princesas hijas de Licomedes intentan impedir su marcha, al saber el fatal destino que le llevará a morir en la guerra. Una ancha cenefa rodea la escena, es el tercer tema figurativo y se trata de una serie de medallones ovalados que cuelgan de las alas de ánades, cuya cola se transforma en delfín. En cada medallón o clípeo hay un rostro, alternativamente masculino y femenino, de personajes todos jóvenes, incluso algún muchacho, que forman una auténtica galería de retratos familiares de los dueños de la casa, es sin duda el más importante por su singularidad y cuidadísima factura. En las cuatro esquinas de la cenefa, las cuatro estaciones. La más completa, la del invierno.
En el extremo Este de la galería una puerta de entrada a una habitación absidiada, la V-16, que estuvo dotada de hypocastum, sistema de calefacción subterránea «radiante».
El mosaico de la habitación V-18 destaca por su fuerte colorido, principalmente el amarillo y el rojo y tiene un diseña de cuadros y hexágonos alargados separados por sogas que encierran diversos motivos geométricos y florales. Lo rodean dos cenefas, una interior de flores de tres pétalos (tulipanes) y otra exterior de flores cuadripétalas encerradas en cuadrados. Es mosaico es uno de los que se han conservados íntegros.
Las habitaciones que se abren a la galería norte tienen suelos de opus signinum y de tierra. La V-22 es la entrada norte de la villa. En la V-24 se ve el hueco de la escalera de acceso al piso alto. Tanto en la crujía Norte y Sur había dos pisos y las este y oeste eran de piso bajo. En la galería oeste del peristilo hay un mosaico con el mismo diseño del de la galería oriental. Del centro de esta galería sale un pasillo que comunica con los baños. La habitación V-32 es posiblemente el comedor o triclinio principal de la vivienda.
El espacio central, el jardín con peristilo, V-41, tenía en medio una fuente de la que apenas aquedan restos, rodeada por un pequeño mosaico totalmente destruido. De la fuente parte un desagüe de ladrillo visible en la actualidad, que atraviesa la galería norte bajo el mosaico, la habitación V-22 y el pórtico (V-40) y vertía en un arroyo perpendicular, hoy desaparecido.
Los baños es un edificio situado en el lado oeste y unido a la vivienda por un amplio corredor y forman un conjunto uniforme construido simultáneamente. El corredor divide los baños en dos partes, al sur una habitación circular de 170 m2 (B-12), con cuatro saliente en ángulo recto y pavimento de opus signinum de color muy claro, al que se superpone un mosaico. Esta sala se calentaba mediante el hypocaustum, las chimeneas de tiro se situaban en lo salientes el ángulo recto, empotradas en la pared. Dos puertas al oeste la comunicaban con cuatro pequeñas habitaciones. Al norte del corredor de unión con la vivienda, frente a la sala circular de la zona sur de los Baños, se encuentra el apodyterium o vestuario de los baños (B-02), de forma cuadrada con las esquinas redondeadas, tiene adosada a su pared oriental y a parte de la pared un banco corrido, En la esquina noroeste una pequeña bañera de forma oval muy bien conservada, con escalones para descender. Toda la sala está cubierta por un mosaico de factura poco cuidado.
De la esquina sureste sale un desagüe profundo de fábrica que atraviesa la habitación B-05, identificada como las laetrinae, con solado de baldosas o ladrillo. De la habitación B-02 desciende una ancha escalera al figidarium (sala de baño frio) de forma trilobulada. En 2010 han aparecido las habitaciones de las zonas templada y caliente (tepidaria y caldaria) con mosaicos e hipocausto (B-08, B-09 y B-10) Junto a ellas también una habitación rectangular rematada en ábside, con un bello mosaico geométrico (B-07)
El conjunto de La Olmeda es uno de los mayores existentes en edificios no públicos del occidente romano. Si exceptuamos los aproximadamente 400 m2 que tuvo la planta alta, casi por completo destruida, el resto se ha conservado en su mayor parte. Su importancia no es solo por la cantidad, sino también por la calidad de su ejecución, tanto en los de diseño geométrico, como en los figurados, siendo muy superior a la que presenta la mayoría de los mosaicos tardorromanos de Hispania.
A 40 Km. de Dublín se ubica la Colina de Tara o «Teamhair na Rí» en gaélico, un lugar sagrado que ha sido eje de la vida política de la isla desde el Neolítico.
La Colina de Tara fue el lugar de coronación de los reyes irlandeses pre-cristianos y es uno de los sitios sagrados de la isla. En aquellos tiempos no existía una monarquía hereditaria, sino que los reyes y aspirantes debían ganar en batalla el derecho a ser elegidos como tales. Se calcula que unos 142 reyes gobernaron Irlanda y fueron coronados en Tara.
A pesar que no haber sobrevivido ninguno de los edificios de aquella época, aún quedan vestigios de los perfiles de los mismos en marcas grabadas en la superficie de la colina. Todas las circunferencias y marcas de antiguas edificaciones se encuentran además incluidas en un extenso círculo en la tierra que data de la Edad de Hierro. Se identifican los anillos de dos fuertes: hacia el este se ubica «Teach Chormaic» o Casa de Corma y hacia el oeste el «Forradh» o Asiento Real.
En el centro de este último, se encuentra la «Lia Fail» o Piedra del Destino, un menhir neolítico que preside esta colina desde hace 4.000 años. La leyenda dice que esta piedra fue traída hasta aquí por los «Tuatha De Danaan», en el principio de los tiempos y que, cuando el verdadero Rey de Irlanda se paró sobre ella, la roca rugió como un león. Ahora está silenciosa y se puede visitar así como la Tumba de los Rehenes, que aún está en bastante buen estado de conservación si tenemos en cuenta que cumple unos 4.500 años. Es uno de los pocos monumentos de la Colina de Tara que han sido excavados.
También se identifica perfectamente un rectángulo angosto cortado por un camino. Ese rectángulo es una avenida ceremonial que conducía a los fuertes desde el círculo (fuerte) que está un poco mas distanciado: el «Ráith na Seanadh» o Anillo de los Sínodos.
La Colina de Tara se encuentra en la lista de sitios propuestos para ser declarada Patrimonio de la Humanidad.
Skara Brae se descubrió debido a una gran tormenta el año 1850 que arrancó la hierba y dejó al descubierto las estructuras de piedra, se han encontrado casas del 3.000 a.C. ocultas bajo capas de sedimentos acumuladas durante siglos. Entre 1928 y 1930 fue excavado por Vere Gordon Childe.
El conjunto está formado por diez recintos semisubterráneos e interconectados por pasadizos que se han conservado perfectamente gracias a que las casas están construidas empleando la técnica de la arquitectura subterránea, utilizando para ello un material de desecho Køkkenmødding, el «midden». El midden está formado por material orgánico en descomposición que contiene ceniza, conchas, hueso, piedra y restos de las actividades diarias. Tiene la textura de la arcilla dura que consigue dar al recinto una consistencia y protección formidables. Su función principal era ofrecer aislamiento contra el duro clima de las Órcadas. Dado que en esta zona apenas crecen árboles, los habitantes de Skara Brae empleaban maderas traídas por la marea y huesos de ballena, recubiertos con paja y hierba, para cubrir sus viviendas. Cuando Skara Brae fue abandonado, la arena terminó de enterrarlo todo.
El grado de conservación tan perfecto solo puede ser comparado con el de Pompeya.
Todas las casas tienen la misma estructura, medían unos 40 m2 y tenían un hogar central para el fuego y separaciones pegadas a la pared a modo de pequeñas habitaciones o alcobas. Algunas de ellas tienen incluso un desagüe para el agua por debajo, lo cual hace preguntarnos si ya disponían de retretes dentro de las casas. Frente al hogar está la estantería o aparador, símbolo de Skara Brae, un asiento de piedra frente a él, camas a los lados y varias cajas con depósitos de piedra, sus juntas están impermeabilizadas con arcilla. Siete de las diez viviendas tienen una distribución similar, con camas y vestidores situados en lugares casi idénticos. El vestidor quedaba directamente frente a la puerta principal, por lo que sería lo primero que se vería al entrar en la casa. Una octava casa un tiene mobiliario y está dividida en pequeños cubículos. Probablemente se empleaba como taller para la fabricación de herramientas sencillas, como agujas o hachas, ya que durante su excavación se descubrieron restos de piedra, hueso y cuerno.
William Watt de Skaill realizó la primera excavación que abandonaría en 1868 y sacó a la luz cuatro casas. En 1925 otra tormenta dañó el asentamiento y construyó un muro de protección, ampliando la excavación. Se creyó que se trataba de un asentamiento de la Edad del Hierro (h. 500 a.C.), las investigaciones con carbono 14 demostraron que fue habitado durante unos 600 años desde el 3.200 y el 2.200 a.C. Hacia el 2500 a. C., el clima cambió, volviéndose más húmedo y frío, y el asentamiento fue abandonado.
Hay diversas teorías que intentan explicar la desaparición de los habitantes de Skara Brae, pero ninguna ha podido aportar pruebas concluyentes Curiosamente, este asentamiento también ofrece el primer testimonio de la existencia de la pulga Pulex Irritans en Europa.
FUENTES:
– El corazón neolítico de las Orcadas – https://www.historic-scotland.gov.uk/