CATEDRAL DE SAN MIGUEL Y SANTA GÚDULA – BRUSELAS

La Catedral de San Miguel y Santa Gúdula (Cathédrale Saint-Michel et Sainte-Gudule), es uno de los edificios más emblemáticos de la ciudad de Bruselas.   Está considerada como la principal iglesia católica de Bélgica. y es tan parecida a Nôtre Dame de París que, a primera vista, es como si hubiera salido de las mismas manos.

PORTADA CATEDRAL

Su construcción, de estilo gótico, se inició a principios del siglo XIII sobre una construcción románica del siglo XI y duró dos siglos. La fachada tiene dos torres de entre 1470-1485, construidas por Jan van Ruysbroeck, con piedra de Gobertange.

NAVE CENTRALLa catedral fue conocida como la Iglesia de San Miguel hasta el año 1047, cuando depositaron en su interior los restos de Santa Gúdula, fallecida en el año 712.  A partir de entonces, tomó el nombre de San Miguel y Santa Gúdula. A pesar de su antigüedad, la iglesia no adquirió el título de catedral hasta 1961.  Su estado de conservación es perfecto.   Entre 1983 y 1989, fue sometida a una importante restauración.

TRASERA PÚLPITO Y NAVE LATERAL

El interior de la catedral es muy sobrio.  Saqueada en varias ocasiones por parte de los iconoclastas protestantes y los revolucionarios franceses.   Pese a ello, conserva un aspecto impresionante.

La nave y el transepto son de los S. XIV y XV,  de estilo gótico brabantino, un estilo nacido a finales del S. XIII, que deriva del gótico francés .

Situado a la derecha de la nave central, llama la atención un precioso púlpito barroco tallado en madera en el año 1699,  obra de Hendrik Frans Verbruggen. La escultura representando escenas del antiguo y nuevo testamento, adquiere un protagonismo tal, que enmascara su función de mueble.

PÚLPITO

Unos originales confesionarios de roble del siglo XVII, las enormes estatuas situadas en las columnas y algunas vidrieras  conservadas perfectamente.

VIDRIERA DE JEAN-BAPTISTE CAPRONNIER (S. XIX)

El «Tesoro» de la catedral se encuentra en la Capilla del Santísimo Sacramento, guardado celosamente por un pórtico de hierro forjado del siglo XVIII. En su interior se guardan multitud de objetos litúrgicos y religiosos, como algunas túnicas, cruces, relicarios, cálices, varios retablos y esculturas.

En la capilla destacan varias vidrieras, más largas que las del resto de la catedral, que datan de 1540.

CRIPTA DE LA ANTIGUA IGLESIA ROMÁNICA

Interesante también su cripta románica, perteneciente a la antigua colegiata y descubierta en 1991.  Su visita te da una idea de como fue la primitiva iglesia.

 

MONASTERIO DE SANTA MARIA DE ALCOBAÇA

Considerado como una de las obras maestras del arte mundial, integra la lista del Patrimonio Cultural de la Humanidad, es uno de los sitios mas interesantes en historia y carácter cultural del territorio portugués y donde se conservan los restos del Rey Pedro y la Reina Doña Inés de Castro.

La abadía fue construida por los monjes de la Orden del Cister en 1153 y fundada por el rey Alfonso I Enríquez.   Su interior es del más puro estilo gótico, difundido por orden de San Bernardo o Cister en todo el continente y es el mayor de todo el territorio portugués. Al gozar de numerosos privilegios y de importantes donaciones reales, Alcobaça no tarda en convertirse en la abadía más poderosa de Portugal.  En 1290, el rey Dionis manda construir el claustro.  Los monjes desempeñan un importante papel en la economía y la política del reino.  En 1475 se instaura la encomienda la encomienda y su abad, que a partir de entonces será nombrado por el rey, se convierte en dueño y señor absoluto de una inmensa hacienda.  En 1567, con la aprobación del Papa Pio V, los monasterios cistercienses de Portugal deciden reformarse y recuperar su independencia, reagrupándose en la Congregación de San Bernardo de Portugal, de la que será abad general el abad de Alcobaça, a partir de entonces con un mandato de tres años y responsable de visitar los monasterios del reino, no solo cistercienses, sino también benedictinos.

En el S. XVIII los monjes deciden renovar los altares, le dan a la iglesia una fachada barroca y se dota de una de las bibliotecas más grandes del reino.  El terremoto de 1755 y la inundaciones de 1772 dañan los edificios, causando enormes pérdidas materiales.  En 1811, los soldados del conde de Erlon profanaron las tumbas de Inés de Castro y del rey Don Pedro en busca de tesoros, mutilando sus figuras y estatuillas.   Cuando en 1834 son abolidas las órdenes religiosas, los monjes abandonaron el monasterio.

La fachada de la iglesia abacial, de gran portada gótica y con dos imponentes torres, fue reconstruida en el S. XVIII en plena época barroca, sin embargo, el interior ha conservado la simplicidad y la majestuosidad de finales del S. XII.  La grandeza y pureza de sus líneas, que se elevan anunciando el gótico, componen una  de las obras maestras de la arquitectura cisterciense.  Esta enorme iglesia de ciento seis metros de largo y veinte de alto, se edificó siguiendo el mismo plano de la abadía de Claraval, reconstruida tras la muerte de Bernardo. Cuenta con una gran nave central y naves laterales de bóvedas de crucería, un gran crucero al que se abren cuatro capillas y una cabecera con girola y capillas radiales.

En los brazos del crucero se encuentran las estatuas yacentes de Inés de Castro y el rey Don Pedro, obras maestras de la escultura funeraria gótica portuguesa.  En 1336, D. Pedro, hijo del rey de Portugal, Alfonso IV casa con Constanza, infanta de Castilla, pero se enamora perdidamente de una de las damas de honor de su esposa, Inés de Castro.  Tras la muerte de Constanza en 1345, se casa clandestinamente con Inés, con la que ya tiene varios hijos.  Su padre, Alfonso IV teme que los hermanos de ésta, que pertenecen a una familia noble e influyente de Castilla, se inmiscuyan en los asuntos del reino y para proteger los derechos del heredero legítimo, manda asesinar a Inés en Santa Clara, en las afueras de Coímbra.  Preso de la ira y de la desesperación, Don Pedro se rebela contra su padre y asola con sus hombres la región entre el Duero y el Miño.  Cuando accede al trono a la muerte de su padre, obtiene la extradición de los asesinos de Inés, refugiados en Castilla y los condena al suplicio y la muerte.  Reconoce a Inés como esposa legítima y ordena que su cuerpo sea trasladado a Alcobaça.

No sabemos si es cierta la leyenda que dice que el rey hizo sentar el cadáver de Inés en el trono a su lado para que la coronaran y que la corte le rindiera honores.  En cualquier caso, y según sus deseos, la tumba del rey está colocada en la iglesia de Alcobaça delante de la de la reina, enfrentadas por los pies para que el día del Juicio Final, al levantarse, se vuelvan a encontrar cara a cara, unidos para siempre.  La trágica historia de Inés inspiró a Vélez de Guevara la obra «Reinar después de morir» y a Montherlant, «La reina muerta»

El colateral norte da acceso al Claustro del Silencio, construido entre 1308 y 1311, durante el reinado de Dionis, sus galerías de bóveda de crucería ojival, se abren a un jardín central por arcos de rosetones en sus tímpanos y están divididos en dos o tres vanos mediante columnillas geminadas.  El piso superior se añadió en el S. XVI.  En la galería occidental está la Sala de los Reyes, del S. XVIII, en la que, colocadas sobre consolas a media pared están las estatuas de los reyes portugueses hasta Don José, obra de los monjes y un mosaico de azulejos que recoge la historia de la fundación del monasterio.

 

TRAS EL ALTAR MAYOR

 

Dentro de la iglesia de Nuestra Señora en Brujas descubrí dos hermosas e inesperadas tumbas,  las de María de Borgoña y su padre, Carlos el Temerario.

María de Borgoña

María de Borgoña, esposa del emperador Maximiliano I y madre de  Felipe I, el Hermoso, es un personaje de leyenda, a pesar que murió muy joven (o tal vez también por eso). Fue Condesa de Flandes antes de cumplir los 20 años, y cinco años después moría en un accidente cuando practicaba su afición favorita: la caza con halcones.  Su caballo tropezó, cayó sobre ella y le produjo heridas que acabarían con su vida unos días después.  Los libros de Historia dicen que la muerte de María de Borgoña supuso el fin del esplendor de Brujas y el comienzo de su lenta muerte.

Carlos el Temerario

Junto a la tumba de María de Borgoña está la de su padre, Carlos el Temerario, que curiosamente se hizo 60 años después, porque su cuerpo había sido inicialmente enterrado en Francia.  La tumba de Carlos es renacentista, más realista. más sobria, y más austera. Fue encargada desde España y la pagó su tataranieto Felipe II desde El Escorial

La tumba de María representa el esplendor y el orgullo de Brujas. Es de estilo gótico, refinada, delicada y con una auténtica pasión por el detalle.   El interior de esa tumba guarda un tesoro: una pequeña caja de plomo en la que está el corazón de su hijo, Felipe el Hermoso, el esposo de Juana I de Castilla.  A sus pies, los perros de la fidelidad y a los de él, el fiero león.

La diferencia de años entre ambas tumbas se nota y tiene más mensaje del que pueda parecer a simple vista.      En ellas está escrito el destino de Brujas.
Con una de estas tumbas había terminado la Edad Media y con la otra estaba comenzando el Renacimiento…

Un mundo nuevo en el que definitivamente no iba a haber sitio para Brujas.